Dos tesistas de la ECAP estudiaron cómo afecta el enduro a la capacidad hidrológica del suelo en el páramo de la cuenca alta de El Cinto.

Hay elementos que no pueden ni deben mezclarse. El enduro y el páramo son un ejemplo. El enduro es un deporte motorizado que, cuando se realiza en el páramo, lo afecta negativamente debido a la fragilidad de este ecosistema.

Imagen referencial de enduro. 

Si bien es conocido que esta actividad podría tener repercusiones como: contaminación de fuentes de agua, compactación del suelo, erosión, escorrentía y pérdida de regulación hídrica, no siempre se conoce con mayor detalle en qué medida sucede esto. Sobre todo, en el contexto de nuestro país.

No obstante, gracias al trabajo pionero de titulación de Valeria Cadena De la Espriella y Lizeth Yánez Catota, ambas estudiantes de Ingeniería Ambiental de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), ahora el panorama es distinto.

Durante ocho meses realizaron una investigación en la cuenca alta del río Cinto para identificar el impacto del enduro en las propiedades hidrofísicas del suelo de páramo. Es decir, cómo afectan las motos a la capacidad del suelo de retener y liberar agua gradualmente.

El lugar donde realizaron su investigación, ubicado cerca de la comunidad de San Francisco de Cruz Loma y el teleférico, es constantemente acechado por entusiastas del enduro que tratan de burlar el exhaustivo trabajo de control y vigilancia del FONAG.

De izquierda a derecha: Valeria Cadena y Lizeth Yánez recolectando y procesando muestras de suelo.

Las investigadoras compararon la densidad aparente, contenido de humedad, conductividad hidráulica saturada, porosidad y cantidad de materia orgánica, entre un suelo intervenido y uno no intervenido por el enduro.

 

 

 

Los resultados indican que la práctica del enduro en el páramo disminuye, en un 66,1%, la conductividad hidráulica saturada; en un 27,34%, el contenido de humedad; en un 8,8%, la materia orgánica y; en un 6,5%, la porosidad en la capa edáfica superficial del escenario intervenido. Además, la densidad aparente registró un aumento de 12,9%, lo que significa un suelo más compacto.

En suma, el enduro perjudica la capacidad de almacenamiento y regulación hídrica del suelo, lo cual se evidencia en el aumento de escorrentía y potencial erosión hídrica. Eso, sin contar las repercusiones sociales que reportan los moradores del sector: atentados a la integridad física, destrucción de los sembríos, accidentes con mascotas, daño a infraestructura, ruido, entre otros.

Esta investigación es un valioso aporte que sustenta científicamente cómo perturban las motos a las propiedades hidrofísicas del suelo del páramo. Además de derrumbar los argumentos que subestimaban o deslegitimaban los impactos que genera el enduro en las fuentes de agua, este análisis será de utilidad para estudios futuros sobre las repercusiones de esta actividad en la calidad del recurso hídrico o a las interacciones bióticas del lugar. Así mismo, puede contribuir a fortalecer la normativa ambiental vigente, para que las sanciones sean más drásticas y justas contra las personas que cometen este delito.

El páramo es una fuente de vida, no una pista de enduro. Es injustificable el esparcimiento y recreación de unos pocos, si esto compromete el acceso a un derecho elemental colectivo: el agua.

 

 

La tesis puede ser encontrada en el siguiente vínculo:

http://bit.ly/EnduroCinto

Redacción: Diego Ribadeneira Falconí, Comunicación – FONAG.
Revisión: Luna Delerue, Estación Científica Agua y Páramo – FONAG.