Por: Marta Echavarria, Fundadora de EcoDecisión
A medida que afrontamos la crisis climática y ambiental, mecanismos financieros de acción colectiva como los fondos de agua resultan ser respuestas interinstitucionales efectivas para proteger el agua.
Hace más de 25 años, cuando Roberto Troya, director de The Nature Conservancy en el Ecuador en ese entonces, comenzamos a trabajar la idea de un fondo de agua, nos inspirábamos en experiencias existentes, como el acuerdo de cuencas de Nueva York y el Fondo de Costa Rica FONAFIFO, casos todavía en desarrollo en ese momento. No sabíamos si era posible establecer un esquema público-privado a largo plazo en el Ecuador, por los vaivenes políticos que caracterizan a este país.
Como el primer fondo de agua del mundo, el Fondo para la Protección del Agua -FONAG-, gracias a la decisión política de los decisores del momento, ha permitido desarrollar un modelo de exportación, desde la mitad del mundo, o lo que otros consideran el Sur global.
Con el compromiso político que se ha mantenido con más de 6 administraciones municipales, el aporte mensual de los consumidores de agua, el apoyo de donantes privados y la cooperación internacional, se garantiza una ejecución a largo plazo (el contrato apunta a 80 años) de medidas de protección a las fuentes de agua de los quiteños.
Se cuenta con recursos y métodos para hacer conservar áreas protegidas icónicas para el país (Cayambe-Coca, Antisana y Cotopaxi), restaurar ecosistemas degradados como los humedales de alta montaña y la implementación de prácticas agrícolas sostenibles.
Ante el incremento de las temperaturas en el planeta, hemos aprendido sobre la importancia de poder responder al riesgo de incendios, tema que no visualizamos al crear el fondo.
Los latinoamericanos y en especial los quiteños debemos reconocer lo especial que es el FONAG. La creación de un fideicomiso para la protección de las cuencas de la ciudad ha permitido crear un patrimonio autónomo, que ha logrado parar el deterioro de la calidad del agua de la ciudad. Estos recursos permiten financiar un equipo técnico permanente, de alto rendimiento.
Proteger los ecosistemas que nos dan agua en cantidad y calidad, toma tiempo. La técnica y práctica sobre los ecosistemas tropicales, es todavía incierta.
FONAG es pionero a nivel internacional y ha podido generar nuevos conocimientos sobre el páramo y su capacidad de fijar carbono, la restauración de humedales alto andinos degradados y cómo proveer de agua segura a comunidades rurales locales.
Todas estas enseñanzas proponen y demuestran un nuevo modelo de gestión del agua para las ciudades, del Ecuador y del mundo.
Es así como los fondos se han replicado en el Ecuador permitiendo generar experiencias fascinantes desde las ciudades de Cuenca, Guayaquil, provincias de Tungurahua, Loja y Zamora Chinchipe, entre otros.
Esta es la gran lección que ha dado el FONAG al mundo. A pesar de ser una ciudad capital pequeña en un país con limitados recursos, el modelo FONAG demuestra su efectividad para garantizar la protección de las fuentes para que la ciudad pueda garantizar agua de buena calidad.
