Estudios en calidad de agua desarrollados en las ACH demuestran que las fuentes de agua de todos los sitios conservados y recuperados por el FONAG presentan una mejor calidad natural del agua que sitios controles.

Michelle Parra Pedraza es una de las becarias de la ECAP de la convocatoria 2018. Realizó su maestría en Gestión ambiental en la Universidad Indoamérica y su investigación se centró en el “Análisis de la calidad del agua en las Áreas de Conservación Hídrica del FONAG para la evaluación de la eficacia de las estrategias de protección y conservación hídrica”.

Los muestreos de calidad de agua se realizaron en el 2019, en los ríos localizados en las ACH Antisana, Alto Pita y Ponce Paluguillo, propiedades de la EPMAPS y el FONAG, y en áreas controles aledañas a las mismas. El objetivo fue verificar si las acciones de conservación y restauración impactaban de manera positiva den los parámetros físicos, químicos, microbiológicos y biológicos (macroinvertebrados) del agua y en la evaluación del hábitat fluvial y de vegetación de ribera. 

Con la tutoría del profesor Ibon Tobes, Michelle Parra comparó sus datos con muestreos similares realizados en el 2014 y el 2016 por un equipo de la Universidad San Francisco de Quito dirigido por Andrea Encalada y Esteban Suarez, obteniendo así un análisis multitemporal que permitió corroborar estadísticamente que la calidad del agua cruda sigue mejorando en los sitios manejados por el FONAG con respecto a los sitios de control, y que esta tendencia se confirma con el pasar del tiempo desde que estas áreas están completamente dedicadas a la conservación.

La mejoría en la calidad del agua se puede atribuir a la reducción de la carga del ganado y a la recuperación de la cobertura vegetal de los sitios que forman parte de las ACH. Esto se refleja principalmente en parámetros como fósforo total, fosfatos, DBO5 y coliformes fecales

Adicionalmente, algunas zonas controles en el 2014 y 2016 pasaron a ser integradas al ACH Alto Pita en el 2017. Los resultados del estudio de Michelle Parra permitieron mostrar que las acciones de conservación del FONAG, como la baja de ganado, ya tuvieron efectos positivos 2 años después de su implementación.

Estos resultados son una base científica para la gestión de nuestros ecosistemas fuentes de agua, que demuestran la pertinencia de iniciativas de conservación. Es, además, un ejemplo de colaboración fructífera entre la academia, el FONAG y la EPMAPS. Se espera seguir generando y apoyando trabajos similares cada cierto tiempo para evaluar el comportamiento de manera temporal y cuantificar la efectividad a largo plazo de los programas de protección y recuperación implementados por el FONAG en sus Áreas de Conservación Hídrica.

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