Becaria de la ECAP caracterizó del uso de hábitat de tres especies de roedores en el Área de Conservación Hídrica Antisana (ACH-A).

Los páramos andinos cuentan con altos niveles de diversidad y endemismo debido a su aislamiento geográfico. Las especies que habitan allí han desarrollado adaptaciones muy distintas a las observadas en otros ambientes. Sin embargo, en Ecuador existe poca información científica al respecto, como por ejemplo en el caso de los roedores, quienes cumplen roles ecológicos importantes en la naturaleza como: dispersores de semillas, controladores de plagas y alimento de otras especies.

Frente a esto, Ariatna Villarreal Jaramillo, becaria de la Estación Científica Agua y Páramo (ECAP) y bióloga de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), realizó como parte de su proyecto de titulación la caracterización del uso de hábitat de tres especies de roedores en el Área de Conservación Hídrica Antisana (ACH-A).

La investigadora se propuso lograr tres objetivos: identificar las especies de roedores asociados a distintas coberturas vegetales, rastrear los patrones de actividad de desplazamiento de los roedores y asociar la actividad de desplazamiento de los roedores con su hábitat.

La metodología empleada consistió en delimitar cuatro transectos caracterizados por diferentes especies de plantas (arbustales, pajonales y almohadillas). Allí se instalaron 60 trampas vivas tipo Sherman. Posterior a la captura, los roedores fueron fotografiados, marcados, pesados y medidos para su identificación. De estos individuos, unos pocos ejemplares fueron recolectados y trasladados al museo de vertebrados de la sección mastozoológica del Museo de Zoología de la PUCE (QCAZ-M) para re-identificación, como especies testigos.

Ariatna Villarreal recolectando datos dentro del transecto.

Al resto de los roedores capturados se les colocó en su dorso con pegamento biodegradable (Urobond IV) un carrete o bobina de hilo nylon. Luego, se los liberó y al día siguiente se siguió su rastro utilizando receptores GPS. Durante la caminata se marcó las coordenadas geográficas de sitios de interés catalogados como nidos, comederos y refugios. La información registrada fue procesada en el programa ArcGis como mapas.

A continuación, se registraron fotografías del entorno y los sitios de interés. Además, se tomaron muestras de restos alimenticios y heces. Finalmente, la información recolectada se relacionó con observaciones de campo y sustento bibliográfico. La preferencia de hábitat se estableció utilizando el software HaviStat.

Roedor sometido a la técnica de bobina e hilo.

En total, la bióloga capturó 59 roedores pertenecientes a tres especies: Akodon mollis, Thomasomys paramorum y Phyllotis haggardi (roedor endémico de Ecuador). 43 de ellos fueron sometidos a la técnica de bobina e hilo y los 16 restantes fueron llevados al QCAZ-M.

Especies de roedores registrados en los transectos. Akodon mollis, Thomasomys paramorum y Phyllotis haggardi.

La técnica de bobina e hilo reveló que los roedores tienen un patrón de desplazamiento al azar. Adicionalmente, permitió recolectar una gran cantidad de información ecológica con la que se pudo identificar su alimentación y comportamiento en nidos, refugios y comederos.

Si bien las tres especies encontradas comparten el mismo hábitat, cada una cuenta con adaptaciones morfológicas y comportamentales que les permite coexistir aprovechando los recursos sin competir.

Akodon mollis se encontró en pajonal, en los estratos bajos de la vegetación arbustiva y en túneles debajo de la tierra conectados entre sí. A Thomasomys paramorum se lo observó en los estratos medios y altos de los arbustales de chuquiragua (Chuquiraga jussieui). Ambas especies se alimentan de semillas de chuquiragua y escarabajos de la familia Melolothidae.

Por otro lado, Phyllotis haggardi mostró una preferencia por la vegetación de almohadillas y pajonales en zonas más abiertas de páramo. Según la investigadora, esto puede deberse a su gran agilidad y rapidez de desplazamiento. Su alimentación se registró escasamente.

Al conocer la ecología de estos animales, que son un eslabón clave en la cadena de propagación vegetativa del páramo, se puede planificar estrategias y acciones de restauración ecológica optimizadas para el lugar a intervenir. Mientras más datos se obtengan sobre la interacción entre animales y plantas, mejores serán los planes de acción para proteger las fuentes de agua que abastecen el Distrito Metropolitano de Quito.

Comederos de roedores encontrados bajo vegetación de arbustos y pajonal.

 

Redacción: Diego Ribadeneira Falconí, Comunicación – FONAG.
Revisión: Luna Delerue, Estación Científica Agua y Páramo – FONAG.